No son tiempos para la lírica. Sí para la vulgaridad. Yo soy el rey,
apártate a mi paso, yo soy el rey. Lacayos todos, mostradme respeto,
atendedme y no rechistéis. El mundo es mío, no hago colas, hablo alto,
espero el aplauso, yo soy el rey.
Pago mis impuestos, luego tengo
esclavos. Reclamo, exijo y mando a la mierda. Joder, que yo soy el rey y
vosotros mis lacayos. Pleitesía, eso es lo que me corresponde; derecho
de pernada también. Me follaré a vuestras mujeres, a vuestros hombres;
me lo follaré todo ya que yo soy el rey.
No son tiempos para la
lírica. Sí para el egoísmo y la necedad. He nacido para que me besen el
culo, se aparten a mi paso y me dediquen su mejor sonrisa. Yo soy el
rey, carajo. Levanto tronos allá donde voy, nombro caballeros y degrado a
mi antojo porque yo soy el rey. Pago mis impuestos, trabajas para mí; ¡
entérate ¡. Soy cruel, soy imbécil, ten cuidado conmigo y trátame bien
porque si no te partiré la cara, ¿acaso no pago mis impuestos?. Por eso
vives, por mí.
Salta, grita, llora … Yo soy el rey.
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