domingo, 15 de mayo de 2016

cebollas enfermas

Vientos de guerra entre campos de cebollas. Es una imagen sacada de contexto mientras escucho las noticias. No decido yo, decide el otro; amigo y enemigo. Verdes son las cebollas, rojos los vientos, y corriendo desnudo salto de cebolla en cebolla temiendo a cada salto ser el último.

Mi grito se expande con la fuerza de un huracán, doblando robles centenarios. Asustados. Siento los pies fríos y el aliento gélido, pero todo arde a mi paso estallando en millones de brasas. La noche se hace día y el mundo se acuesta, siempre he ido al revés. El mundo, no.

Me acuesto, me levanto, me acuesto, me levanto. Espero y espero. El ritmo es lento, al contrario que el cerebro, vertiginoso en su pensamiento. Las ideas se desbordan, se atropellan unas a otras poniéndome una venda. Cerdo de matadero, grito de matanza, carne de frustración.

La vida sigue, los polos se invierten y Dios es Satanás, y Satanás es Dios. Las cebollas sufren de dermatitis, ya no provocan lágrimas, ni siquiera provocan. Los mares flotan en continuas marejadas lloviendo estrellas negras. Bowie se divierte

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